La ciencia y la tecnología avanzan y evolucionan cada vez más. Hoy en día tenemos teléfonos inteligentes, autos que pueden manejarse solos, impresiones en  3D, y vaya, el propio internet es un avance revolucionario para el mundo. Gracias a esto, con el paso de los años, también ramas de la ciencia y la tecnología han logrado dar pasos de gigante cuando de avances hablamos. 
Un área en la que se han logrado grandes avances es la medicina, gracias a todos los estudios que se han realizado y todos los medicamentos y tratamientos que se han creado, además de los doctores y las personas que dedican su vida a los demás al tratar las situaciones y enfermedades que las personas presentan. De esta forma, hoy en día podemos estar de seguros de que es posible encontrar una solución a nuestras enfermedades, así como a los problemas o incomodidades que lleguemos a presentar. 
A su vez la medicina estética y el querer lucir mejor, más joven y sin molestias ha tomado fuerza con el pasar de los años. Hemos visto a actrices y modelos lucir mejor que antes, a las cantantes y artistas volverse más jóvenes en un par de días e incluso en los mismos anuncios publicitarios en la televisión. Y seguramente nos hemos preguntado ¿cómo lo hacen?
La toxina botulínica es una sustancia que con ayuda de una aguja muy fina se inyecta en el área a tratar, por debajo de la piel, actuando así como un relajante para el movimiento muscular, debilitando líneas de expresión y marcas que se forman en la piel, logrando rejuvenecer el rostro. Esta práctica surgió en 1987, cuando la Dra. Jean Carruthers trato con una forma diluida de toxina botulínica tipo A a una paciente con blefaroespasmo. Hoy en día, se conoce mundialmente como Botox. 
El Botox es un medicamento bastante seguro, la mayoría de los casos donde han ocurrido accidentes o resultados no deseados ha sido debido a que fueron aplicados por personas no capacitadas, o bien, el producto usado no era del todo Botox. 
Por ello, siempre es recomendable hacer una valoración con un cirujano plástico o un dermatólogo certificado, estas son las únicas personas que pueden aplicar el Botox de forma apropiada y segura. Puede utilizarse tanto en el rostro, como líneas del cuello, incluso, ha sido recomendado para pacientes con ritidosis u otras enfermedades neurológicas. 
El Botox solo retrasa el envejecimiento, por ende, sus efectos no son permanentes, serán necesarias varias aplicaciones para lograr mantener el rostro joven durante el tiempo que lo desee.
Los Fillers también se han vuelto bastante populares con la evolución de la medicina cosmética. Esta es una técnica donde se inyecta ácido hialurónico para poder dar volumen al rostro en áreas como los labios o los pómulos. El ácido hialurónico provoca la retención del líquido, además de la producción de colágeno que proporciona hidratación a la piel. 
Los resultados de los Fillers no son inmediatos, con el paso de los días los resultados se van notando poco a poco, sin embargo, sus efectos duran de 6 meses a casi 2 años. 
Ambas técnicas son utilizadas por miles de personas al año, pues no requieren pasar por el quirófano, además son indoloras, no tienen efectos secundarios, ni es necesaria la incapacitación. 
Algunos médicos recomiendan aplicar fillers de la mitad del rostro hacia abajo y botox de la mitad hacia arriba.
De esta forma, la medicina y la cosmetología han sido ampliamente beneficiadas al recibir año tras año nuevas y revolucionarias formas de cambiar la vida de las personas, tanto en su salud como en su apariencia. Con estos métodos y técnicas se logran tratar enfermedades y además son aliadas del rejuvenecimiento. 
 

A diferencia de lo que algunas personas piensan, la limpieza del rostro es algo que se supone una persona debería realizar diariamente, sin importar si realizó alguna actividad física o no, si se maquillo o si ni siquiera salió de su casa en todo el día. No solo para lograr conseguir que su piel se encuentre libre de imperfecciones o que luzca hidratada, sino para que se encuentre realmente saludable.
La higiene es sumamente indispensable para lucir un rostro reluciente, joven, y sobretodo, saludable. Aunque claro que también existen otros factores que influyen en esto como lo son el ejercicio o deporte y sobretodo la alimentación, es muy importante cuidar la manera en la que nos alimentamos, pues esta se verá reflejada en nuestra piel, por ello debemos consumir frutas y verduras, así como tomar agua diariamente.
Una correcta higiene facial va a variar según el tipo de piel que tengamos: grasa, mixta, normal o seca. Tanto hombres como mujeres necesitan mantener su piel limpia, ya que esta puede llegar a albergar suciedad acumulada, toxinas, sudor o residuos de maquillaje. Este tipo de bacterias y microbios pueden almacenarse en la piel de rostro sin ser visibles y afectar la salud y apariencia de este.
La piel también necesita estar bien descansada, hidratada, mantener su pH balanceado, entre cientos de cosas más. Es importante que conozcamos lo que podemos hacer por el cuidado de nuestra piel sin necesidad de visitar a un especialista, como lavar nuestro rostro 2 veces por día: una por la mañana, para deshacernos de las toxinas acumuladas durante el sueño; otra por la noche, para eliminar todas las bacterias y residuos que se acumularon en el transcurso del día. Para asegurar una limpieza más profunda, cada cierto tiempo podemos recurrir a distintos tratamientos para lograrlo de forma segura. Estos tratamientos van desde faciales hasta procesos mucho más profundos para lograr conseguir la piel que deseamos.
La microdermoabrasión es un tratamiento estético que promete mejorar la apariencia de nuestro rostro. Este consiste en retirar una delgada capa de la piel, aquella donde se encuentran las impurezas o imperfecciones, así como las células muertas, permitiendo el crecimiento de células nuevas, así como la producción de colágeno. Este tratamiento es mucho menos agresivo que el peeling químico, incluso evita el tiempo de recuperación y permite volver a la rutina de una forma casi inmediata.
Es importante aclarar que la microdermoabrasión no perjudica la piel ni causa cicatrices o marcas, no distingue los tipos de piel, ni se especializa en uno solo, por lo tanto, es apto para todas aquellas personas que deseen cuidar un poco más la apariencia e higiene de su rostro.
Este procedimiento se realiza se realiza de la siguiente forma: se utiliza un instrumento delgado con diferentes cabezales, el cual se coloca sobre la piel, o bien, la epidermis, para lograr eliminar los daños e impurezas sobre la misma, causados por factores externos como el ambiente, el clima, el sol y la suciedad. Con este instrumento, se crean movimientos sobre el rostro, para así eliminar las células muertas sin dañar la piel.
Aunque existen diversos tipos de cabezales utilizados para la microdermoabrasión, la punta de diamante suele ser la favorita de los pacientes, pues además de eliminar las células muertas y puntos negros, genera una piel más luminosa y con menos imperfecciones.
De esta forma, podemos conseguir que nuestra piel luzca mucho más limpia, con mayor iluminación y sobre todo, sin incomodidades o la preocupación de: ¿Acaso mi piel está realmente limpia?
Así, la microdermoabrasión genera en el paciente una piel mucho más limpia, brillante, luminosa, con un rejuvenecimiento e higiene mucho más notable, de forma indolora. Generando mayor seguridad, autoestima y confianza en la persona. ¿Quién habría dicho que mantener la higiene facial al margen haría tal diferencia en nuestro día a día?

Nuestra piel es nuestra capa exterior, está en contacto directo con el ambiente, es prueba de nuestra higiene, dieta y salud y lamentablemente llega a categorizarnos como personas. Sin embargo, cientos de factores influyen para que la piel, sobre todo de nuestro rostro, cambie y luzca de manera ajena a nosotros mismos.
El acné es un problema muy común, según estudios el 80% de los adolescentes, hasta jóvenes y adultos de cualquier edad lo padecen, pocos de ellos normalizan este proceso y en cambio buscan eliminar el primer brote a toda costa. Elementos que somos incapaces de controlar como las hormonas tipo ‘andrógenos’, las bacterias, la producción excesiva de grasa e incluso antecedentes familiares pueden causar el acné: esta enfermedad conocida por todo el mundo que llega a producir más que inflamación y granos.
Una persona con acné tiene el poder de elegir como sentirse al respecto, sin embargo, en su gran mayoría llegan a perder la confianza en sí mismos, su autoestima comienza a tambalear, así como su vida familiar o su desarrollo académico; incluso influye en el crecimiento de factores  como fobias sociales, la ansiedad y en casos extremos la depresión. 
En cualquiera de los casos, si se logra terminar con la inflamación y los granos a simple vista, el acné tiene consecuencias más allá que pueden llegar a ser permanentes: cicatrices.
Las cicatrices de acné se forman cuando la capa más externa de nuestra piel se daña, así como las capas profundas. Como la piel no puede regenerar lo que quedó de la herida, esta crea un tejido de sustitución para poder curarla, sin embargo, queda visible.
Esto nos trae de vuelta a sentirnos inconformes con nuestra apariencia, incluso a sentir un tipo de incomodidad o dolor físico. Aunque no se pueden eliminar cicatrices de acné completamente, hay muchas cosas que se pueden hacer para poder minimizarlas o reducir su visibilidad de una forma significativa.
El poder librarse de una marca, sobre todo en este caso como lo son las cicatrices de acné, que son visibles a simple vista o solo trae consigo malos recuerdos y sentimientos negativos hacia nuestra persona, puede llegar a significar mucho para alguien.
Como seres humanos, estamos llenos de complejos, sabemos que la perfección no existe y por ello no podemos ni siquiera buscarla, tenemos ideas muy diversas y nuestras mentes son tan distintas que cosas tan simples como un vestido de colores puede poner a debatir a todo un país. Sin embargo, hay una persona con la que coincidimos en cada argumento: nosotros mismos.
Como han dicho personas alrededor del mundo, para poder amar te tienes que amar a ti mismo primero, así que, para ser feliz tienes que estar feliz contigo mismo. Y eso tiene que ver con todas nuestras virtudes y todos nuestros defectos, por ello, si tenemos el poder de cambiar alguno de los factores con los que no nos sintamos del todo bien, podemos hacerlo. ¿Si queremos ser más saludables? Hay que comer de una forma adecuada y hacer ejercicio; ¿Si queremos ganar un aumento? Hay que esforzarnos más y poner todo nuestro empeño en el trabajo; ¿Si queremos reconciliarnos con alguien? Hay que pedir perdón. Acciones tan simples que nos llevan a estar más completos y felices con nosotros mismos. 
Lo mismo ocurre con las cicatrices, llegan a ser parte de nosotros, pero como mencionamos, si recrean experiencias negativas e incluso son traumáticas o incómodas, podemos convertirlas en recuerdos lejanos que abren  paso a una vida mucho más feliz y plena. 
Una vida sin cicatrices cambia a una persona completamente, actitudes donde su seguridad y su propia autoestima solo se mejoran y van a en aumento, vuelven a cualquier ser humano más confiado, con comodidad y vida propia que trae más que beneficios en su rutina diaria: brinda paz y tranquilidad a una conciencia antes preocupada, éxito a un trabajo o mejor desempeño escolar, trae aceptación y humildad hacia otras personas con problemas similares, comodidad y diversión con los amigos cercanos, así como confianza y amor propio a una vida que un día fue compleja.